Ibiza es uno de los destinos favoritos para disfrutar de hermosos paraísos naturales y playas paradisíacas sin tener por qué viajar a otro país. Una de las muchas ventajas que tiene esta isla es la cantidad de calas recónditas que pocos conocen. Su costa nada tiene que envidiar a las playas del Mar Caribe. Si quieres conocerla, ¡sólo tienes que atreverte!

Para muchos, Cala Llentrisca es considerada la cala más aislada de Ibiza. Su nombre se debe a la roca que se alza junto a ella (Cap Llentrisca), que separa la costa oeste de la isla de la costa sur. Se trata de una calita de agua color esmeralda acompañada de un entorno bellísimo. Es una de las playas vírgenes de la isla, por lo que es una maravilla poder disfrutar incluso en algunas ocasiones de la totalidad de ella para ti solo. Para enfatizar su carácter de paraíso natural, no cuenta con servicios hosteleros ni de ningún otro tipo, por lo que es preciso llevar tu propia comida si pretendes pasar allí el día.

Tiene unas dimensiones aproximadas de 75 metros de longitud y 15 metros de anchura. Su superficie es una mezcla entre arena y piedras de cantos rodados, lo que hace que sólo los más valientes sean los que se atrevan a disfrutar de un buen baño en una de las playas con las aguas más claras de toda la isla.

Esta cala se ha hecho “famosa” entre los pescadores que buscan aguas tranquilas. Por ello, cuenta con algunas casetas varadero en la que los pescadores guardan sus llaüts, es decir, las embarcaciones típicas de las Islas Baleares. A pesar de que el acceso a ella sea complicado, la práctica de la pesca era común hasta hace no mucho tiempo.

Para viajar a esta playa, recomendamos que lo hagas por la mañana, ya que a partir del mediodía los acantilados cubren la mayoría de sus aguas de sombra. La mejor manera para acceder a ella es tomar la carretera a Es Cubells, ya que esta cala se encuentra al final de su bahía. Pero no todo el tramo puede hacerse en coche, sino que el encanto de que sea un paraíso escondido hace que, llegados a un punto, tengamos que tomar un sendero para su acceso. Dicho sendero dura poco más de medio kilómetro hasta la cala, pero es algo complicado de recorrer, ¡sólo apto para atrevidos!

Si eres de espíritu deportista, en esta playa se puede disfrutar de una buena sesión de snorkel y apreciar las inigualables posidonias del fondo marino. Sus aguas cristalinas hacen de Cala Llentrisca uno de los lugares favoritos de buceadores y submarinistas.

Sin embargo, ésta no es la única playa secreta que guarda nuestra querida Ibiza. En la reserva natural de Cala d’Hort, encontramos Atlantis, un lugar paradisiaco apto sólo para personas con buena forma física, ya que para alcanzar sus piscinas naturales y sus aguas cristalinas debemos descender un empinado dunar. En épocas de fuerte oleaje, debemos ser precavidos.

¿A qué estás esperando para conocer los rincones naturales más escondidos de Ibiza?